Ha caído en mis manos una noticia de hace ya más de un mes no sé si genial o descabellada. Hay que luchar por la igualdad de deberes, derechos y oportunidades de las mujeres, pero el terreno físico es otro cantar.
El colmo de la igualdad es la promoción de un invento femenino que permite hacer pipí sin quitarse las braguitas. Es de una empresa de Tarragona, muy femenina y muy feminista. Se trata de una braguita a la que se ha incorporado un tubo de silicona que asemeja sobremanera al órgano genital masculino. Destinado sobre todo, dice la noticia, a las mujeres deportistas. Imagino que a las que hagan una actividad campo a través o un maratón contrarreloj y el hecho de parar a hacer sus cosas pueda poner en peligro la medalla. También para mujeres tirada «palante» y con muchas prisas, para que puedan hacer pipí como verdaderos hombres, de pie y en cualquier parte. Sólo basta con subirse la falda y dirigirse al retrete o arbusto más cercano. El método estará muy bien para no coger infecciones, provocadas a veces, por cierto, por las gotitas desviadas de los hombres descuidados. Algunos, no todos, cuando se van haciendo mayores y la próstata se mustia, deberían, como explica Juvenal Urbino en «El amor en los tiempos de cólera» de García Márquez, sentarse como las mujeres o, si no lo desean (cosa que entiendo y comparto), pues que hagan cursillos de civismo e higiene.
Pero yo no, eso del apéndice de silicona no, que una es muy suya y en su intimidad, aunque pida la igualdad, aún se siente muy mujer.
Para las valientes que se animen, sólo decirles, tal y como versa el slogan de este curioso productos PISFRUTA EL MOMENTO