No es que yo sea súper fan de Risto Mejide (aunque le sigo, le admiro y le respeto como el gran publicista y comunicador que es), pero ya hace unos años, antes de la pandemia, mucho antes de esta crisis económica, medioambiental, vital, de valores e identidad, le oí y escuché en una entrevista y lo que contaba en ese momento me angustió.

Hablaba de que los jovenes y, sobre todo, no tan jovenes (esos que ya están fuera del mercado laboral por «avanzada edad») no tenían (teníamos) que seguir y seguir buscando un trabajo que no encontrábamos, viendo mermados nuestro ánimo y nuestros ahorros, o llegando ya a la miseria y desesperación, lamentándonos de cómo está España, el mundo laboral, los empresarios, las empresas.. sin hacer nada más que mandar currículums.
Y soltó muy seguro de sí mismo y de manera contundente que la solución estaba en emprender.

En ese momento yo estaba en tratamiento post cáncer y con los 40 muy avanzados (casi 50) y sin trabajo. Me pareció una quimera, una montaña altísima imposible de trepar, un consejo de alguien que tenía una empresa bollante y que ganaba mucho dinero a cuenta propia y ajena.
Con qué dinero?. Y cómo se crea una empresa? Cuáles son los pasos?
Además, es inviable, a mi edad, siempre trabajando por cuenta ajena (en su mundo por cierto, tele, diario, prensa, comunicación) Y además necesito el dinero ya. De un día para otro.
Hoy, unos 10 años después y mucho mayor, obvio, lo he hecho (tras trabajar, no de una manera continuada, pero gracias a Dios o a mi misma en diferentes empresas ).
He emprendido, soy empresaria.
¿Y que hace falta?
Coraje, determinación, ilusión, pasión, trabajo, entrega, salir fuera de tu zona de confort, talento, algo de visión… Vamos, las mismas armas que siempre utilicé para depositarlas en cualquier proyecto, como si fuera mio. Pues ahora sí, es mio.
Risto tenía razón. A no ser que todo este esfuerzo y entrega sean castigadas, sancionadas y mermadas, hasta la extenuación, por los obstáculos y la asfixia a la que me vea sometida por la administración, que sigue siendo implacable e injusta con los pequeños empresarios .
Si eso lo supero, eso será mi victoria.