La música, un viaje emocional brutal.

Los olores nos traen recuerdos de momentos y lugares . Las fotos plasman instantes sin alma. La comida nos despierta los sentidos, entendidos por las facultades de los seres humanos para percibir impresiones .

La música y las emociones
La música y las emociones

Pero la MÚSICA tiene el poder abrumador de hacernos viajar en el tiempo, teletransportando cuerpo y alma a un momento concreto, preciso, a un lugar, a  un estado y una edad,  sacudiendo el alma, la mente, haciéndonos regresar sin necesidad de regresión, como por arte de birlibirloque.

Es un instante emocional que teníamos traspapelado o casi olvidado y que vuelve con tanta viveza, colorido  y  riqueza de detalles que es como si estuviéramos viviéndolo. Es tan potente el sentimiento que a veces da hasta miedo.

 

EMPRENDER O SUCUMBIR

No es que yo sea súper fan de Risto Mejide (aunque le sigo,  le admiro y le respeto como el gran publicista y comunicador que es),  pero ya hace unos años, antes de la pandemia, mucho antes de esta crisis económica, medioambiental, vital, de valores e identidad, le oí y escuché en una entrevista y lo que contaba en ese momento me angustió.

Hablaba de que los jovenes y, sobre todo, no tan jovenes (esos que ya están fuera del mercado laboral por «avanzada edad») no tenían (teníamos) que seguir y seguir buscando un trabajo que no encontrábamos, viendo mermados nuestro ánimo y nuestros ahorros, o llegando ya a la miseria y desesperación, lamentándonos de cómo está España, el mundo laboral, los empresarios, las empresas.. sin hacer nada más que mandar currículums.

Y soltó muy seguro de sí mismo y de manera contundente  que la solución estaba en emprender.

En ese momento yo estaba en tratamiento post cáncer y con los 40 muy avanzados (casi 50) y sin trabajo. Me pareció una quimera, una montaña altísima imposible de trepar, un consejo de alguien que tenía una empresa  bollante y que ganaba mucho dinero a cuenta propia y ajena.

Con qué dinero?. Y cómo se crea una empresa? Cuáles son los pasos? 

Además, es inviable, a mi edad, siempre trabajando por cuenta ajena (en su mundo por cierto, tele, diario, prensa, comunicación) Y además  necesito el dinero ya. De  un día para otro.

Hoy, unos 10 años después y mucho mayor, obvio,  lo he hecho (tras trabajar, no de una manera continuada, pero gracias a Dios o a mi misma en diferentes empresas ).

He emprendido, soy empresaria.

¿Y que hace falta?

Coraje, determinación, ilusión, pasión, trabajo, entrega, salir fuera de tu zona de confort, talento, algo de visión… Vamos, las mismas armas que siempre utilicé para depositarlas en cualquier proyecto, como si fuera mio. Pues ahora sí, es mio.

Risto tenía razón. A no ser que todo este esfuerzo y entrega sean castigadas, sancionadas y mermadas, hasta la extenuación, por los obstáculos y la asfixia a la que me vea sometida por la administración, que sigue siendo implacable e injusta con los pequeños empresarios .

Si eso lo supero, eso será mi victoria.

El sinsentido de la tecnología en Farmacias

En esta era de la tecnología, que corre más que un galgo, los robots inteligentes también han llegado a las Farmacias para ofrecer un mejor servicio tanto al farmacéutico como al consumidor.

Mientras espero turno digital para que me atiendan en una de ellas, observo cómo los medicamentos solicitados caen por un tobogán (como los de Aquopolis) a toda velocidad, sin que el facultativo haya de ausentarse varios minutos mientras busca entre numerosos cajones la caja correspondiente. Oye qué maravilla.

Mientras que en otro mostrador (parapeteado tras el obligatorio panel de cristal que lo separa de posibles virus) observo las manualidades que otro farmacéutico hace con celo, cuter y papel. Cortando uno a uno los cartoncitos donde aparece el código de barras de un montonazo de medicación que un cliente ha solicitado. Rac rac con el cuter, chas cortar celo , pegarlo al código, luego celo y código a la hoja de papel y, finalmente, escribir algo sobre ellos. Y vuelta a empezar con la siguiente cajita.

Y yo «me hago cruces». ¿Cómo es posible que con tanta tecnología farmacéutica , por fin ya coordinada en toda España, que nos permite sacar medicamentos en la Comunidad que sea, provengas de donde provengas, en la que nos piden el dni, con un codigo de barras que se escanea y se almacena en el gran ordenador de la medicina que alberga cada medicamento que sacamos o cada afección que tenemos, aún estén los pobres farmacéuticos en la era pretecnológica en algunos aspectos?

Pues las gallinas que entran por la que salen. Lo que ganamos por un lado restamos por el otro.

Supongo que esta función dejará pronto de existir, aunque , para ser sincera, cuando esto ocurra, me entrará nostalgia de este  entrañanle y tradicional momento de la historia farmacética con el que he crecido.

Actualidad del show business y algo más